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Roque Farrán, El muro como hypomnémata: anotaciones de la semana

Roque Farrán, El muro como hypomnémata: anotaciones de la semana

Domingo 12 de abril

9:58
Yo no quiero que las tareas de cuidado que realizo en casa sean reconocidas como trabajo, ni tampoco que lo que escribo a puro gasto lo sea, sino que se abra el tiempo del eterno domingo de la vida: el goce improductivo de hacer lo que se ama y desea por necesidad. ¡Qué se abolan todos los regímenes de contabilidad y se instaure la renta básica universal!

11:49
Apostemos a profundizar un cambio materialista en la organización del Estado, ligado ahora a la primacía de los cuidados y los aparatos ideológicos que lo encarnan: salud, familia, educación, etc. En lugar de un paradigma “securitario” del Estado, un paradigma “cuidaritario”. Para que la tendencia materialista se profundice, atravesando el Estado, hay que entender que la lógica de transferencia y contaminación que ejerce un aparato sobre los otros no puede ser homogénea; tiene que haber traducciones y transformaciones inventivas que inspiren las prácticas desarrolladas en distintas instancias, atendiendo siempre al lugar del más débil en cada relación de poder -para invertirla. El primer obstáculo epistemológico para captar estas transformaciones y profundizarlas, pues son tendencias y no fines, proviene de la espontaneidad ideológica homogeneizante con que los practicantes se suelen representar otras prácticas y niveles. Un político materialista entiende las diferencias y desfasajes de tiempos y lugares: su conexión inmanente. Tenemos que alcanzar ese entendimiento espacial, esa inteligencia material del tiempo, dentro de nuestras limitaciones actuales.

Lunes 13 de abril

19:31
Y estos días también
de cansancio infinito
¿qué meditación podría sobrellevarlos?
acaso el silencio solamente
si el alma consintiera
en guardarlo.

21:07
Un día como hoy nació este genio, Jacques Lacan, quien anticipó el funcionamiento circular del discurso capitalista, la segregación de los mercados comunes, ¡y hasta el coronavirus [en realidad habló de bacterias pero el efecto es el mismo]! En La tercera escribió:
“Lo curioso en todo esto es que el analista en los próximos años dependa de lo real y no lo contrario. El advenimiento de lo real no depende para nada del analista. Su misión, la del analista, es hacerle la contra. Al fin y al cabo, lo real puede muy bien desbocarse, sobre todo desde que tiene el apoyo del discurso científico. Es ese precisamente uno de los ejercicios de lo que llaman ciencia ficción. Debo decir que nunca la leo, pero a menudo en los análisis me cuentan de que se trata. ¡Es inimaginable! La eugenesia, la eutanasia, en fin, todo género de diversas eu-bromas. El asunto se pone gracioso tan solo cuando los propios científicos son presa, no de la ciencia ficción, desde luego, sino presa de la angustia; esto sí que es instructivo. A fin de cuentas es el síntoma tipo de todo acontecimiento de lo real. Y cuando los biólogos, para nombrar a esos científicos, se imponen el embargo de un tratamiento de laboratorio de las bacterias so pretexto de que si hacen demasiado duras y demasiado fuertes, podrían muy bien colarse por debajo de la puerta y barrer cuando menos con toda la experiencia sexuada, barriendo al ser-hablante, es de veras algo sumamente curioso. Este ataque de responsabilidad es de una gran comicidad: la vida toda por fin reducida a la infección que realmente es, con toda probabilidad, ¡es el colmo del ser pensante! Lo malo es que ni así se dan cuenta de que la muerte se localiza por ello en lo que en lalengua, como la escribo, le hace signo.”

Martes 14 de abril

13:44
En todo dispositivo tecnológico, desde este minúsculo medio micropolítico hasta el Estado moderno con su diversidad de aparatos, hay siempre tres tendencias en pugna: (i) la conservadora-reproductiva, (ii) la represora-destructiva, (iii) la inventiva-transformadora. No se trata de idealizarlas porque nunca se dan puras y además se solicitan mutuamente; a veces la conservadora se alía con la destructora, o la inventiva con la conservadora, o la destructora solicita la invención, etc. Otra complejidad añadida es que esas tendencias tampoco se juegan con el mismo estilo retórico en cada dispositivo: acá puede ser conservador el estilo cínico chicanero, inventivo un meme o un aforismo, destructor un extenso soliloquio teórico, etc. Modos que a lo mejor se invierten en su valencias en un aula virtual o real; en una asamblea universitaria; en un consultorio psi. Y así. Atender entonces a las tendencias y los modos en cada dispositivo; no hay sentido único ni homogéneo.

Miércoles 15 de abril

10:00
A muchos nos han conmovido la serie Unorthodox. Es innegable que cualquier movimiento de liberación, acaecido en una vida singular a la que vemos aumentar su potencia de obrar, nos alegra por definición. Está muy bien presentada la insensatez del dogma, con sus rituales repetitivos y creencias infundadas que hacen a la vida cotidiana en comunidad y dan sentido a lo que no lo tiene: una vida. El tema es que hoy en día no es precisamente ese tipo de dogma religioso el que prevalece y organiza la mayoría de nuestras vidas y sus rutinas diarias. Nuestra ortodoxia, lo sabemos demasiado bien, es el neoliberalismo. El dogma del individuo que es un empresario de sí mismo y debe esforzarse cada día para alcanzar la suma del éxito, compitiendo con los demás, valorizando sus acciones cual si fuesen cotizables en bolsa, etc. Nuestro confinamiento forzado y el detenernos a observar el efecto estético invertido del pasaje de una doxa más restringida a otra apenas más ampliada, nos puede ayudar a captar retroactivamente la materialidad e insensatez de las repeticiones en que se desenvuelven habitualmente nuestras vidas. Después de todo, captar la materialidad de la ideología y el fondo angustioso renegado en que ésta se desenvuelve, siempre ha sido el primer paso para las verdaderas prácticas de libertad.

Jueves 16 de abril

12:29
El tiempo se ha detenido. El tiempo de la producción-circulación, claro. No todo tiempo ha parado, sin embargo. Es tiempo de pensar. Eso nos permite reconsiderar la materia del tiempo y sus impases. Mis años de formación han ido decantando un lenguaje filosófico impropio, tejido de múltiples términos que se anudan de un modo singular; términos y condiciones no contractuales (no me he casado con ningún autor o sistema) que se han hecho carne, cuerpo, materia, cicatriz. Yo hablo entonces de prácticas y de tópica, de desfasajes y dislocaciones, de estructuras y acontecimientos, de dispositivos y múltiples temporalidades. Pero, sobre todo, hablo de una práctica de sí que permite trabajarse junto a otros en medio de esta locura que siempre ha reinado y solo ahora resulta evidente. Aquellos otros que a veces me invitan o agradecen, que a veces fingen indiferencia o chicanean, saben de todos modos a qué atenerse: cuando hablo o intervengo, digo la verdad en que me implico, no me hago el loco. Esa es mi posición ético-política, a sostener en una práctica teórica consecuente hasta el fin de los tiempos.

Viernes 17 de abril

11:06
Ahora que estoy pensándolo un poco mejor, quizás esta situación de anomalía extrema, de asunción de la pérdida de sentido del mundo, etcétera, nos lleve a aceptar lo que somos en verdad, lo que siempre hemos sido en función de lo que hacemos y no de nuestros tiránicos ideales (o mandatos) y las expectativas tramposas con las cuales nos peleamos o contraidentificamos habitualmente. Entonces me alegra ver que aquél se asuma como profesor de filosofía sin más, otro como peronista, otro como trabajador, aquel como psicoanalista, o filósofo, o poeta, etc. Lo que queda claro es que siempre hay dedicaciones de mierda, como la de aquellos mercenarios periodistas que incluso en lo peor siguen diciendo lo mismo.

21:49
Sugiero en un grupo virtual que existe un pensamiento materialista del Estado, y deslizo el nombre de Poulantzas. Un obrero me dice que no, que el estado es siempre un instrumento de la burguesía. Un psicoanalista que dice no saber nada de política deslegitima no obstante la tesis materialista porque Poulantzas se suicidó y Mark Fisher también (sic). Todo eso entristece un poco. Leo una breve entrevista a una psicoanalista que me cae simpática, donde dice que “no hagamos del amor una pasión triste”, lo cual resulta una obviedad, por supuesto, sería como querer hacer un “círculo cuadrado”; por definición el amor es una pasión alegre. Otra amiga me critica que critique la reducción del Estado a la maternidad, sin darse cuenta que ella misma está reduciendo la lógica femenina a la función de maternaje; cuestión que deseábamos con mi compañera dejar abierta, desde una perspectiva materialista del estado, porque el cuidado -en clave foucaultiana y femenina justamente- no se reduce a ello, etc. Por suerte, luego un amigo psicoanalista me hace saber que un texto mío lo interpeló a leer más de la tradición materialista, Spinoza y Althusser, lo cual me alegra enormemente porque es alguien despierto y a quien respeto. Las limitaciones y las durezas que juegan en contra de los sujetos, muchas veces no responden a cuestiones de clase, género o profesión, sino simplemente a la dificultad para acceder a una posición materialista integral de las prácticas. Seguiremos insistiendo, porque ante todo: perseverar en el ser.

Sábado 18 de abril

20:50
La reforma del entendimiento que se proponía Spinoza, lejos de cualquier modestia espiritual, cognoscitiva o política, resulta aun hoy ser algo absolutamente revolucionario. Imaginemos por un momento lo que sería captar un ser absolutamente infinito, compuesto de infinitos atributos e infinitos modos, de manera completamente racional (siendo nosotros apenas un modo finito). Eso sería una verdadera iluminación profana, un misticismo laico, una revolución completa. Suponemos que Spinoza lo captó, lo esbozó en un tratado inconcluso y lo plasmó de manera geométrica en su Ética. Y aun espera desde la eternidad que nosotros mismos, cualquiera, alcance ese conocimiento: virtuoso, raro, infrecuente, pero no inaccesible. El confinamiento nos puede privar de muchas cosas diversas, no del entendimiento consustancial a la materia misma de la que estamos hechos. Captarlo es acceder a la libertad o la felicidad real.

21:13
Sí, hoy es sábado y el cuerpo nunca lo supo: porque nadie sabe lo que puede un cuerpo, ni el cuerpo mismo. Tratemos de pensar qué puede un cuerpo, hoy o mañana, cualquier día, desde la perspectiva de la eternidad.

Domingo 19 de abril

8:29
“Si amas a alguien déjalo libre”. Esa condición del amor siempre me pareció un poco forzada. En realidad tendría que formularse así: “Ama a quien sea libre y ámense en libertad, la libertad no es un premio que se otorga por amor, es el amor mismo.”

[Spinozianamente: si el amor es un afecto alegre ligado a la idea de una causa exterior, pues bien, al aumentar mi potencia de obrar junto a otrx, con quien me compongo (no solo otro sujetx, sino un libro, una canción, un paisaje, etc.), inexorablemente aumentan también mis posibilidades de sentir, percibir, pensar o actuar.]

11:41
Si pensamos el amor y la libertad en términos spinozianos, conviene tener en cuenta que se anudan inexorablemente a la felicidad y la generosidad. Una cita de Spinoza que me ayudó mucho a entender esto y siempre tengo presente, expresa:

“La verdadera felicidad y beatitud de cada individuo consiste exclusivamente en la fruición del bien y no en la gloria de ser uno solo, con exclusión de los demás, el que goza del mismo. Pues quien se considera más feliz, porque solo a él le va bien y no tanto a los demás o porque es más feliz y más afortunado que ellos, desconoce la verdadera felicidad y beatitud; ya que la alegría que con ello experimenta, si no es puramente infantil, no se deriva más que de la envidia o del mal corazón. Por ejemplo, la verdadera felicidad o beatitud del hombre consiste únicamente en la sabiduría y en el conocimiento de la verdad y no, en absoluto, en ser más sabio que los demás o en que éstos carezcan del verdadero conocimiento; puesto que esto no aumenta en nada su sabiduría, es decir, su felicidad. De ahí que, quien disfruta de eso, disfruta del mal del otro y, por consiguiente, es envidioso y malo, y no ha conocido la verdadera sabiduría ni la tranquilidad de la vida verdadera.”

14:00
Y un día se dieron cuenta
que podían volver a abrazarse
y besarse
pero habían olvidado cómo
entonces tuvieron que aprenderlo
nuevamente.
(lo demás no hizo falta, dicen, era como andar en bicicleta y la mayoría no había perdido el entrenamiento)

21 de abril

15:22
El cuidado de sí es cuidado del otro, es cuidado del mundo, cuidado de las palabras, cuidado de las cosas, cuidado de la naturaleza, cuidado de los saberes, cuidado de las instituciones, cuidado de las multitudes, cuidado de la economía, cuidado de la anomalía, cuidado de la política, cuidado de los sueños, cuidado esencialmente del deseo y la potencia de perseverar en el ser. El cuidado apunta a todos los modos posibles de incrementar nuestra potencia de obrar, de sentir, de pensar, por composiciones virtuosas junto a otros, aunque sea ahora a la distancia. Reinventar todos los dispositivos, tecnológicos y estatales, es posible y hasta necesario si nos dejamos orientar por la lógica del cuidado y la potencia que nos constituye en común.

22 de abril

9:09
La gran mayoría de las lecturas contemporáneas de Foucault no pasan del concepto de biopolítica y el neoliberalismo, el estudio de los mecanismos de poder y el control de los cuerpos. Incluso algunos, en el súmmum de la ignorancia, llegan a ver allí una reivindicación en lugar de una crítica del neoliberalismo. Muy pocos -fuera de los especialistas- exploran el último Foucault y lo ponen al uso del entendimiento crítico del presente. Somos pocos (he compartido aquí algunos textos). Pero es clave este último Foucault para situarnos ante la pandemia. No solo porque nos permite hacer una crítica inmanente al modo de subjetivación neoliberal (el empresario de sí), a través de la reposición de prácticas de sí antiguas (sumamente actuales), sino porque nos permite vincular la constitución de sí con las prácticas de gobierno y los dispositivos de saber, interrogando unas realidades a través de las otras, produciendo desplazamientos y reformulaciones consecuentes. En definitiva, un ejercicio de la crítica materialista en inmanencia, sin presuposición de exterioridades puras o inducción a posiciones autodestructivas. Mi hipótesis es que la dificultad para captar la enseñanza de este último Foucault y su uso (más acá del regocijo inútil del especialista), reside en las torpes formas de subjetivación que aun dominan la enseñanza y la transmisión (secundarias, terciarias o universitarias). Cuando no se implica al sujeto en los modos de escucha, lectura y escritura de manera práctica, semejante desafección tiene consecuencias muy graves. Hoy lo estamos viendo por todos lados, pero es momento de cambiar.

23 de abril

21:27
Hoy es el día del libro. Me gustan bastante los libros, he escrito algunos incluso, pero no los fetichizo en absoluto: prefiero entrar en ellos bajo una relación de uso. El hecho de haberme acercado demasiado tempranamente a ellos, cuando mis amigos preferían jugar, quizás marcó una tendencia que me alejaría cada vez más de las lógicas grupales. En la distancia, igualmente, siempre mantuve amigos y juegos sin que menguara mi amor por los libros. El distanciamiento físico y social exigido ahora, paradójicamente, me acerca a múltiples amigos y amigas en variados registros de escritura, lectura y escucha. La unidad regulada de ellas, acaso en un libro, es apenas una forma posible; pero no la única. En cualquier caso, hay una serie de fragmentos escritos que han ido a parar a un libro colectivo y unos amigos me han pedido grabar su lectura. Quería dejarlos por escrito también acá, en homenaje doble a las distancias y formatos aludidos:

  1. Me desperté en medio de la noche y tuve un sentimiento oceánico: yo era real. Estaba en el mundo, era parte de él, ineluctablemente. La conexión no era mística sino material, extensiva, concreta. No primaba la dilución sino la concreción. El afecto prevalente era el de cierta alegría espiritual, sin temor ni esperanza. Jamás había tenido esa experiencia. Constato al pasar que ha sido demasiado largo y tortuoso el camino para llegar hasta aquí. Sin embargo, la escritura ha sido mi guía.
  2. Siempre me fascinó la historia del aleph, el infinito matemático y el cuento de Borges en él basado: que en un cuarto insignificante y oscuro pudiera vislumbrarse el universo entero, que en cada porción de la materia existe en efecto el infinito en acto. Por eso me gusta imaginar que en un simple párrafo también puede caber toda la sabiduría de los siglos, la condensación de bibliotecas halladas, quemadas o perdidas. Nadie sabe lo que puede un gesto de escritura.

24 de abril

9:49
Corría el año 1909, no había sucedido aun la llamada “peste española” que se llevaría a la joven hija de Freud, y el psicoanálisis estaba en pleno florecimiento. Freud, invitado junto a Jung a dar unas conferencias en EEUU, le dice a su discípulo: “No saben que les traemos la peste”. Más de 100 años después, la peste está arrasando ese país y no es precisamente por el psicoanálisis, sino todo lo contrario: el inconsciente pulsional y estúpido encarnado en su mismo presidente.

10:34
Si pueden háganse el favor de leer “La física como ejercicio espiritual, o pesimismo y optimismo en la obra de Marco Aurelio”, texto incluido en el libro de Pierre Hadot Ejercicios espirituales y filosofía antigua. Allí encontrarán un ejercicio ejemplar para transformar el empobrecido humanismo en el que estamos insertos habitualmente. Se produce una verdadera subversión del ánimo y de los afectos: del desprecio a todo lo que se nos presenta y la indiferencia respecto a las cosas indiferentes, asumiendo el método de la división y la descomposición sin miramientos, hasta alcanzar el engrandecimiento del alma y contemplar cada cosa singular con un amor infinito. Luego de este ejercicio materialista, se entiende mucho mejor el método freudiano de atención flotante e incluso la analítica de las prácticas althusseriana; lo que se extraña en ellos, quizás, es la importancia nodal que asume la transvaloración afectiva señalada. Algo que estaba mucho más presente en Spinoza: alcanzar el conocimiento de cada cosa singular conlleva el uso del tercer género de conocimiento y la beatitud.

16:14
El peronismo es la filosofía de nuestro tiempo, lo demás es teología. La filosofía es saber práctico y racional, saber sobre las causas próximas y los afectos verdaderos: aquellos que producen alegría, entusiasmo y potencian las composiciones. La teología en cambio promete la salvación en un más allá, en función de una causa ideal y trascendente, mientras exige sacrificio y produce culpa. Nada que ver una cosa con la otra. El neoliberalismo se ha convertido en una religión y su ideología del coaching es asimismo pura teología. El pueblo no es un fundamento trascendente; el pueblo es, en efecto, una invención popular basada en condiciones materiales y racionales bien concretas que implican el goce, la mística, la épica y lo que se desee ideológicamente, pero con conocimiento de causa.

25 de abril

10:06
Este muro ha entrado en una función completa de uso y cuidado, siempre lo fue pero lo real del afuera lo muestra ahora con más fuerza. Ningún lugar para la especulación, la promoción o la competencia: el tiempo de la producción y el conteo ha parado en seco. Lo escrito, lo dicho, lo circulado por aquí se ajusta al uso estricto, sin valor de cambio: a quien interpele, sirva, ayude, bienvenido sea; a quienes no, pues sigan en lo suyo.

26 de abril

9:45
Somos muchos los que decimos “menos mal que nos tocó con Alberto y no con Macri”. Le tenemos mucha confianza a nuestro presidente, por su estilo enunciativo y modo austero de vida. Sin dudas es alguien que ha aprendido de los vaivenes de la política y ha sabido extraer la mejor enseñanza de eso: una ética que a la convicción y la responsabilidad las anuda sobre todo el cuidado. Una ética de los cuidados será el sino distintivo de este gobierno. Sea cual sea el desenlace creo que es lo mejor que nos pudo pasar.

10:20
Yo leo La comunidad organizada de Perón en clave spinoziana (no católica ni cristiana) y a la ética de los cuidados de Alberto en clave foucaultiana (no paternalista ni maternalista). Esto no excluye otros modos de leer, interpretar e identificarse, los cuales no me causan risa ni desprecio, pues no me siento superior a ellos; lo cual, huelga decir, sería inconsecuente con los modos político-filosóficos que sostengo.

13:13
Como dice una amiga, para algunas el coronavirus es el objeto a; para otros es un significante cualquiera; para otras el nombre del padre; para otres el estrago materno; para otrxs una episteme; para otras un biopoder; para otros el fin del mundo; para otros el fin del capitalismo; para otros el inicio del comunismo. Y así. Es que, como decía Spinoza, un mismo objeto puede afectar de muy distinta forma a diversos hombres y mujeres, o incluso a los mismos hombres y mujeres en distintos momentos de su vida. Siempre nos sorprende la variabilidad afectiva, es loco eso, porque no renunciamos tampoco a la hegemonía nominal.

27 de abril

10:00
Cuando hablamos de verdad no remitimos solo a la lógica de la argumentación o la prueba científica, a la mera imposición política normativa o los procedimientos litúrgicos que hacen a nuestra tradición; tampoco se trata de invocar esa loca actitud liberal de hacer lo que se me canta porque, en definitiva, solo hay interpretaciones. Cada vez, históricamente, se configura el nudo material de la verdad que nos implica. Y tratar de dar cuenta de ello con cierto rigor no responde solo a la objetividad científica, la tradición hermenéutica o la subjetividad liberal.

16:49
El coronavirus y el confinamiento me han llevado a apreciar todas las diferencias en su radicalidad, y a no darlas por supuestas: diferencias sociales, diferencias sexuales, diferencias políticas, diferencias ideológicas, diferencias estéticas, diferencias epistémicas, diferencias individuales, etc. No hay más que diferencias, de un lado a otro del planeta, y sin embargo creo que nos entendemos más que nunca. Solo la inminencia real de la muerte podía tener ese poder de unificación. Si llega a haber un día después, espero que este aprendizaje encarne de algún modo en cuerpos y pensamientos, más acá del mero lenguaje de las diferencias.

28 de abril

12:04
Ayer se cumplieron 80 años de la muerte de Antonio Gramsci. El filósofo comunista italiano que, como recuerdan en la página de Siglo XXI, “intentó explicar por qué las crisis no precipitan revoluciones, tal y como debiera suceder según la teoría marxista clásica. Afirmó que la represión que ejerce la clase gobernante no basta para garantizar un orden social estable: también es necesaria la subyugación ideológica. Esta se da en un complejo proceso por el cual la élite gobernante difunde su visión del mundo, de modo que es aceptada como de sentido común y prácticamente incuestionable. Esto es lo que Gramsci llamó «hegemonía».” Recordaba también cuando hablábamos en el grupo de investigación de la vigencia de ese concepto y la puesta en duda de ciertas modas intelectuales que varían el principio explicativo (mediante diversos “giros”) pero no dan cuenta de la totalidad compleja que nos constituye. Incluso ahora que los últimos giros catastrofistas se quedan cortos. Yo trataba de mostrar que a esa lucidez político-ideológica, compartida por marxistas como Gramsci o Althusser, Foucault aun le puede imprimir una torsión suplementaria que permite entender por qué el “trillado círculo del saber-poder”, como le llama él, requiere de todas maneras del consentimiento del sujeto para su voluntaria sujeción: todo el tiempo se opera una interpelación de los sujetos en determinados sentidos en pos de que no puedan, bajo ningún modo, acceder a sí mismos. Esta captura, transversal a todas la épocas y modos de producción, sólo puede ser visibilizada y trabajada a través de rigurosas prácticas de sí que ponen en suspenso las liturgias y ceremoniales. Por último, la ética no excluye a la política ni al saber (científico o tradicional) necesario para operar oportunamente, son dimensiones que hay que pensar y trabajar en simultaneidad si deseamos en verdad alcanzar la emancipación. Pues la verdad que nos constituye anuda materialmente esas dimensiones irreductibles.

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